Inversión cultural terrícola

[Una breve reflexión en el Día de la Tierra]

Gerardo J. Soto
Geólogo consultor, investigador y docente
katomirodriguez@yahoo.com

Estoy convencido que los tres grandes inventos de la humanidad que la han exacerbado a su condición actual son la agricultura, la escritura y la ciencia, en orden cronológico, pero también lógico. Después de centenas de miles de años de nomadismo y búsqueda de nuevos territorios y nuevos nichos, los humanos (en sus diferentes versiones de hábiles, erectos, floresinos, denisovanos, neandertales, sapiens y otros) finalmente encontraron una manera de volverse sedentarios, al domesticar plantas y animales, hace tan solo unos miles de años. Luego necesitaron contar y tomar nota de sus productos, y finalmente tuvieron que explicarse cómo funciona el mundo dejando de lado a los dioses inventados. Así nacieron en su orden la agricultura, la escritura y la ciencia.

Pero esto ha conllevado a una serie de consecuencias en sus vidas y en el entorno en que viven. De estar aislados en África, los sapiens han colonizado todos los continentes, se han reproducido de manera exponencial, han hecho un uso casi indiscriminado de los georrecursos, la flora y la fauna, y han llevado a la extinción de miles de especies que bajo otras condiciones (la no presencia del sapiens) hubiesen evolucionado y vagado por la faz de la Tierra o en algunos sectores endémicos.

Gracias a la ciencia, no es sin embargo, hasta el siglo pasado, en que hemos sido conscientes de varios de nuestros estropicios que como especie hemos infligido a los sistemas bióticos terrestres. Temerosos de que alguna cultura alienígena nos fuese a atacar, agredir o destruir, ha resultado que nosotros mismos los terrícolas nos hemos herido profundamente como especie y como falsos rectores del mundo. Hoy somos ocho millardos de humanos, comparados con solo unos miles que empezaron con la agricultura, de modo que los retos de recomponer lo que hemos descompuesto en la Tierra, son enormes, porque somos muchos. Bajo esta perspectiva, es que se instituyó el Día Internacional de la Madre Tierra el 22 de abril de cada año, primero desde 1970, y luego como día oficial de Naciones Unidas desde el 2009.

Debemos entender como “Madre Tierra” no a un ente mítico, sino como a ese gran entorno que inicia con la geodiversidad y se expande con la biodiversidad, de la cual los sapiens somos parte. Este año se ha elegido el lema de “Invertir en nuestro planeta”, que viene a ser una exhortación a invertir no solo con dinero para poder realizar obras o sistemas, sino a invertir en pensar cómo podemos solucionar al menos en parte los grandes problemas que hemos creado. En esto, el conocimiento de los geólogos es fundamental, porque ningún otro científico conoce mejor al planeta que los geólogos, en tanto saben su origen, evolución, y dilemas pasados, y entonces pueden aplicarlos para tratar de resolver los dilemas presentes y futuros. Obviamente, se necesita la cooperación de todos los humanos y las entidades gubernamentales y globales para cooperar en este objetivo común. Habría que empezar por comportarnos como consumidores más racionales; en olvidarnos de hacer la guerra como un gran negocio y en su lugar invertir en ciencia y en procura de conseguir los objetivos del desarrollo sostenible; en convertirnos en humanos más cultos y realmente pensantes, en donde la diversión fútil no sea la que sea lo más importante, sino la cultura de nivel.

Suena a lugar común, pero no solo un día debería ser el de la Tierra, sino todos los días del calendario, y la inversión en pensar cómo mejorar nuestra sociedad –y con ello la situación planetaria- debería ser un objetivo y un mandamiento de cada ser humano y ente gubernamental. Creo que no podría decirlo mejor que el gran científico Carl Sagan: “Si un habitante de otro mundo llegara a visitarnos, ¿qué cuentas rendiríamos de nuestra administración del planeta Tierra?”. Así que “carpe diem”, aprovechemos el día.

2 Comentarios

  • Luis Madrigal

    No me cabe la menor duda de que somos lo peor que le pudo pasar al planeta 🌎 hemos sido los peores inquilinos posibles; nos hemos aplicado, sostenida y sistemáticamente, a ir matando al único lugar que conocemos capaz de mantenernos vivos ¿Será que haya algún grado mayor de estupidez que esta actitud?

    Fina, como siempre, tu pluma, mi estimado Pura Fruta.

  • Marlon Jiménez

    El geólogo Gerardo Soto nos ha compartido una reflexión y un llamado de atención sucinto y muy bien escrito sobre nuestra responsabilidad con el planeta Tierra. Ojalá los poderosos lo leyeran, reflexionaran y empezaran a tomar acciones en la dirección correcta. Pero no podemos ser ingenuos, será a los simples quienes nos esforcemos en poner nuestro grano de arena y procurar influir en los que nos rodean como una forma de asumir esa responsabilidad.

  • Escriba un comentario

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *